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V.I.T.R.I.O.L.

Dr. Katherine Henkel, Historiadora del Arte. (Abril 2021)

El estudio del artista cubano Gustavo Díaz Sosa (Cuba, 1983) en las proximidades de Madrid es como un gabinete de curiosidades: libros de arte, metafísica o espiritualidad ocupan las estanterías; dibujos y cuadernos de bocetos se apilan entre notas sobre Franz Kafka o Dante Alighieri. Crucifijos, dispensadores de incienso, velas gastadas sobre botellas vacías de vino, cráneos de animales cadavéricos... todo se apila organizadamente sobre las mesas. De las paredes también cuelgan estudios anatómicos, dibujos de huesos, esqueletos y estructuras arquitectónicas o reproducciones de William Blake. La sala refleja las diversas áreas de interés y al mismo tiempo el mundo espiritual e intelectual del artista: desde niño, Díaz Sosa se ha ocupado de las historias del Antiguo Testamento -como la Torre de Babel, el sueño de Jacob en el que veía una escalera al Cielo o el Gran Éxodo del pueblo judío- con otras religiones, especialmente el judaísmo, pero también con la física cuántica, el ocultismo o la meditación. La amplia gama de temas plantea preguntas fundamentales para el artista: ¿Dios existe? ¿Qué define al ser humano? o ¿cuál es la razón de la lucha del hombre por el poder? Abordar estas cuestiones determina la vida cotidiana de Díaz Sosa así como su obra artística.

OBSERVA, Y DEJA QUE SUCEDA

Lic. Historia del Arte Irene Calvo. (Abril 2019)

Nada más cruzar el umbral de la puerta del estudio de Gustavo Díaz Sosa, comprendo que estoy ante algo más que un espacio de trabajo y me inunda una extraña e inesperada sensación de paz que crece a medida que me adentro en el amplio sitial. Mientras saludo al artista, quien me recibe sonriente, el olor a incienso me envuelve y quedo hipnotizada por la luz que entra a borbotones por las ventanas salpicando la diáfana sala.

Nico, el perro de Gustavo, acude a nuestro encuentro y, como un silencioso guía, nos conduce hasta el centro de la sala. Es un perro grande y tranquilo, de color amarillo pálido y blanco roto que parece formar parte de la misma gama cromática de las obras de Gustavo. Incluso las manchas de carboncillo que lleva en su cabeza, fruto de las caricias del artista, le otorgan ese carácter pictórico.

 En un primer vistazo observo lienzos de grandes dimensiones apoyados en las paredes, como un público pasivo que asiste a mi visita. En ellos los ocres, rojizos y otros colores cálidos predominan y plasman grandes arquitecturas dibujadas en negro carbón que me resultan familiares e insólitas al mismo tiempo y, en ocasiones, aparecen habitadas por pequeñas figuras humanas que me hacen pensar en nuestra insignificancia. En la pared de la derecha, una estantería con botes de pintura de los colores que antes he detectado en los cuadros. Está llena de tarros de barniz, disolventes y unas baldas con cajas de herramientas y otros utensilios. Unos papeles penden de una de las baldas y reconozco en ellos algunos de los grabados de Gustav Doré inspirados en La Divina Comedia de Dante Alighieri. A su lado, escrito con carboncillo, directamente sobre la pared, leo:

"Nunca olvides: Cuando no sepas qué hacer y tengas miedo, no hagas nada.

Pon freno a tu boca y a tus emociones y solo OBSERVA.

OSERVA y DEJA QUE SUCEDA

CONFÍA"

LA DERIVA EXISTENCIAL DEL HOMBRE

Lic. Historia del Arte Yenny Hernández

CdeCuba Art Magazine (Julio, 2022)

Ellos no saben a dónde se dirigen, ni siquiera saben que están en el camino. Y yo me acerco y les digo “sigue andando porque tu camino ya es”. Confía, confía, confía…1

El hombre gregario, el poder omnipresente, la monumentalidad arquitectónica, la masividad extraviada, la búsqueda constante de un estado mejor y superior, una atmósfera lúgubre, dramática, de matiz escenográfico y con añadiduras textuales, resultan algunos de los elementos constantes en la obra del artista cubano, radicado en Madrid, Gustavo Díaz Sosa. El gran leitmotiv de su trayectoria ha sido intentar dar respuestas, en clave estética, a tres grandes cuestiones que han trascendido a la Humanidad: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos?

A partir de estos cuestionamientos, la obra de Gustavo se nos revela como una reflexión personal y poética sobre el estado actual del sujeto en la sociedad moderna. Sus personajes son una representación de la Humanidad toda, sin rostros, sin identidades, que vagan por doquier como ovejas de un rebaño, desconcertados dentro de sus propias percepciones, acorralados entre muros, escaleras y enormes espacios limítrofes. Su obra viene a ser una parábola sobre la pérdida de la identidad del hombre, quien busca salvarse o sobrevivir a ese estado pasmoso y hastiado sin percatarse que el camino a seguir está en él mismo, en su interior, en su esencia como sujeto.

MÍSTICA DE COLORES Y FORMAS: GUSTAVO DÍAZ SOSA

Ilia Galán, Profesor Titular de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Carlos III de Madrid (Junio, 2019)

Pocos autores actuales tienen dentro la fuerza que muestran las obras de Gustavo Díaz Sosa, preñada de Infinito. Su carrera, firme, se confirma después de los años y esperemos que siga con su rumbo, claro, sin límites, tal y como ha sido y es notorio para quien conozca su trayectoria a lo largo de los años.

 

Sus innovaciones no son gratuitas, sino que responden a una evolución interior, intelectual pero también espiritual. Una constante hay, sin embargo, desde aquellos tiempos en que su alma anhelaba religarse con el Creador, como joven creador a quien le prohibían leer los textos sagrados, y es el reflejo de la humanidad como conjunto, como masas que vagan por paisajes sin límites o bien construyen su arquitectura social por medio de laberintos o pirámides, de edificaciones que tragan a sus personajes o bien los ensalza hacia el cielo. Cielo y tierra de hombres, de seres perdidos o que buscan hallarse, suelen aparecer en sus lienzos, plagados de referencias simbólicas, de fragmentos poemáticos, de aforismos de sabiduría a los que pocos destinan atención, quedando ocultos entre las formas pintadas, como en sus ricos cuadernos, casi secretos y abiertos solo para quien busca no tanto erudición sino el Conocimiento.

 

Pintura de sabiduría para un hombre que se sabe impregnado del ser divino y por eso crea desde la inmensa potencia del Creador, sin miedo, atrevido, con estilo propio, libre en su camino donde las formas, los dibujos, los esbozos se matizan con colores (ocres, marrones, grises, blancos y negros) normalmente matizados y con texturas de lo roto, porque desde la fragmentación se espera la reconciliación con el Todo.

EL JUEZ, EL JURADO, EL CASI MUERTO Y SU ASESINO

Dr. Martin Hellmold, Historiador del Arte.

En las obras de Gustavo Díaz Sosa, nos enfrentamos de entrada con una mezcla de fascinación e irritación; posiblemente también con sorpresa y desconcierto. Sus últimas obras son lienzos de gran formato con contenido figurativo, que, si bien parecen fáciles de describir, presentan a nivel de contenido una máxima complejidad.

Un rasgo característico en la creatividad del joven artista cubano es el principio del dualismo, que se repite a varios niveles en su obra. Así podemos hablar de dualismo a nivel de realización técnica: por un lado, tenemos una pintura objetual que coloca el carácter material-háptico del cuadro en el primer plano y, por otro, un dibujo rico en detalles y finamente articulado, que nos transmite contenido de un modo narrativo. Como cuadros, las obras de Díaz Sosa aparecen con fuerte materialidad y potencia; el trabajo del artista ha dejado huellas, que apelan físicamente al observador, desplegando su efecto forjado en la pintura informal y  des-objetuada desde mayor distancia. La contemplación, en cambio, de los dibujos que afloran de esos campos matéricos requiere de una mirada cercana, y de una percepción intelectual, que se contrapone a la gestualidad corpórea de la pintura.

De un modo parecido, los temas de su obra también se encuentran bajo el signo de un dualismo. Al monumental cuando no amenazante dominio de alejados paisajes y perspectivas arquitectónicas, se contrapone la diminuta representación de las múltiples figurillas, atrapadas en un mundo de procesos burocráticos, entre barreras, colas interminables y escritorios… o buscando escapatorias (escaleras, senderos, huecos entre las murallas…) al laberinto circundante.

LAS ENCRUCIJADAS DE GUSTAVO DÍAZ SOSA. Galería BAT, Madrid.

Hoyesarte.com (Enero, 2019)

La Galería BAT Alberto Cornejo presenta De revelaciones a encrucijadas, la cuarta exposición de Gustavo Díaz Sosa (Sagua la Grande, Cuba, 1983) en este espacio madrileño. A través de sus piezas, el pintor habla de la encrucijada que emana de la dualidad saber-ignorancia en la que se encuentra muchas veces el hombre.​

La obra de Díaz Sosa se podría definir a partir de la construcción de espacios arquitectónicos, perfectamente envueltos en un aura de misterio y que invitan a la reflexión. Con una paleta muy particular y un fiel trazo, su obra se hace inconfundible.

DE REVELACIONES Y ENCRUCIJADAS. Galería BAT, Madrid.

Galería BAT (Enero, 2019)

La obra de Gustavo Díaz Sosa, en esta ocasión, trata sobre la existencia del hombre y sus encrucijadas personales con los caminos que toma su propia vida. A través de paisajes arquitectónicos manchados de color, el artista cubano pretende hacer reflexionar al espectador sobre su propio destino, y hacia dónde lo conduce. Las líneas que atraviesan las piezas de lado a lado nos transmiten esa inestabilidad en la vida de todo ser humano, lo frágil que se torna todo cuando aparece la duda, el cuestionamiento y la autocrítica.

 

Una vez más, en su ya cuarta exposición con la galería, el artista consigue captar toda la atención de sus espectadores con sus impactantes grandes formatos y paisajes que simulan una distopía más cercana de lo que creemos. 

Mecenas 2.0 (Agosto, 2018)

(...) Mi trabajo es un proceso incesante de reflexión, no solo en la parte conceptual de la obra, sino también durante su ejecución. Como las mismas voces que atormentan la mente del pensador, mis manos se mueven sobre el lienzo intentando dar con el trazo adecuado. En realidad no busco la perfección académica, sino que irradie la vibración adecuada para transmitir lo que deseo. Pongo mayor interés en lo que la obra es capaz de despertar emocionalmente, que en la perfección de su ejecución.

 

 

Tengo cuadernos de bocetos que llevo siempre conmigo y en los que escribo y dibujo prácticamente a diario. En ellos está la verdadera obra, la parte más honesta de mí como persona y artista. En muy pocas ocasiones han sido expuestos al público y no todo lo que hay en ellos es para ser compartido.

WELCOME TO BABYLON. Galería Robert Drees, Hannover

Daniel Alexander Schacht

Galerie Robert Drees (Mayo, 2018)

Die Hölle, heißt es bei Sartre, das sind die anderen. Die anderen, das sind bei Gustavo Diaz Sosa alle, die vor einem in der Warteschlange stehen, die Bürokraten, zu denen man vordringen will, die Paten, bei denen man sich Abkürzungen zu erkaufen hofft. So sieht das Inferno auf den Bildern dieses Künstlers aus, der kleine Menschen in langen Schlangen inmitten gigantischer Bauwerke zeigt.

Zu besichtigen sind diese infernalischen Welten jetzt in der Galerie Robert Drees – in der Ausstellung „Welcome to Babylon“, die die architektonische Gigantomanie des kubanischen Künstlers mit den Holzsskulpturen seines deutschen Künstlerkollegen Matthäus Thoma kombiniert. Der verschraubt oder verklebt - von der Miniatur bis zur raumgreifenden Großinstallation - Holzversatzstücke zu Architektursimulationen, die eher absurd als abgründig wirken.

Saatchi Gallery

en colaboración con Víctor Lope - Arte Contemporáneo

(Mayo, 2012)

- Su exposición tiene un gran título, ¿le importaría explicarnos su elección?  

 

- En nuestro día a día somos individuos que a su vez formamos parte de un Todo. Ese Todo, la Sociedad, está llena de misterios y sucesos que en ocasiones pasan desapercibidos para la mayoría de los seres que la componen. Como borregos, y de forma gregaria, cada cual se suma a la corriente que arrastra el consumismo, las costumbres y el conocimiento que se nos inculca sin dar oportunidad a que cada cual, por sí mismo, comprenda el camino correcto o el verdadero sentido de la vida. Es por ello que, de forma poética, en la obra represento a una muchedumbre anónima, perdida y siendo guiada sobre el camino que alguien con mayor poder ha diseñado por conveniencia. La mayoría, cegados por la comparación entre sus semejantes, la competitividad, la ambición y las ansias de poder y poseer; intentan ganar sitio y alcanzar Su Gloria destacando entre la aglomeración, dejando de ser auténticos para formar parte de la estratagema. Pero no todos saben –ni quieren- ver o comprender tan lamentable situación. Es por ello que, como símil de las advertencias de San Juan en su Revelación, convoco al público a que encuentre la verdad, pero para ello ha de quitarse la venda que le ciega y saber dar uso a sus auténticos ojos… “Quien tenga oídos, ¡que escuche!”, “Quien tenga ojos, ¡que vea!”

EL JUEZ, EL JURADO, EL CASI MUERTO Y SU ASESINO

Galerie Robert Drees, Hannover (Septiembre, 2015)

La galería Robert Drees (Hannover), con la colaboración de Victor Lope - Arte Contemporáneo (Barcelona), tiene el gusto de presentar la exposición "El Juez, el Jurado, el Casi Muerto y su Asesino", del artista plástico Gustavo Díaz Sosa.

 

En la obra de Gustavo Díaz Sosa se aprecia un acercamiento poético a través de la pintura a los diferentes papeles que juega el ser humano en la sociedad. Juicios, burócratas, colas infinitas, torres, monumentos y enormes espacios arquitectónicos que recuerdan la vulnerabilidad del hombre ante el poder que impera. Es una obra de carácter narrativo que denuncia o destaca la diferencia de clases y la manipulación del Poder.

APOTHEOSIS OF ONE HUMANKIND

Anacostia Art-Center, Washington D.C. (Julio 2015)

The paintings of Gustavo Díaz Sosa (b. Cuba, 1983) convey his perception of The State, The Power, and anything that involves human submission. More than serve as a social or explicit protest manifesto, Díaz Sosa’s paintings are an existential projection of our looming future, in light of modern history.

 

“We are living in an age of apostasy.” This is genesis of Gustavo Díaz Sosa’s expressive universe. Even though the term apostate is usually used to define a person who repudiates their religious faith, Díaz Sosa allocates it to the liberal and solitary attitude with which the contemporary human rejects the historically-established dogmas and stigmas of modern society. He portrays society’s thirst for liberty in a poetic manner. Humanity seems to be shaped at the whim of those in power, but we now live in a time in which we must cut the threads of the puppets we have become.

EL JUEZ, EL JURADO, EL CASI MUERTO Y SU ASESINO

Galerie Robert Drees, Hannover (Septiembre, 2015)

La galería Robert Drees (Hannover), con la colaboración de Victor Lope - Arte Contemporáneo (Barcelona), tiene el gusto de presentar la exposición "El Juez, el Jurado, el Casi Muerto y su Asesino", del artista plástico Gustavo Díaz Sosa.

 

En la obra de Gustavo Díaz Sosa se aprecia un acercamiento poético a través de la pintura a los diferentes papeles que juega el ser humano en la sociedad. Juicios, burócratas, colas infinitas, torres, monumentos y enormes espacios arquitectónicos que recuerdan la vulnerabilidad del hombre ante el poder que impera. Es una obra de carácter narrativo que denuncia o destaca la diferencia de clases y la manipulación del Poder.

GUSTAVO DÍAZ SOSA O LA HUÍDA A NINGUNA PARTE

Hoyesarte.com (April, 2016)

La galería BAT Alberto Cornejo (Madrid) presenta la exposición 'Epopeyas del Nuevo Milenio' de Gustavo Díaz Sosa (Sagua la Grande, Cuba, 1983), la continuación de un proyecto en el que el artista ha estado trabajando en los últimos años y que en esta ocasión incorpora una nueva serie, 'Epopeyas', a sus ya conocidas 'Burócratas y Padrinos', 'Huérfanos de Babel' o 'Éxodos'.

La obra de Díaz Sosa transmite el fervor humano por la vida en sociedad, el sentir que se desprende de convivencias colectivas derivadas de la naturaleza social, la experiencia compartida de situaciones universales que todo el mundo ha protagonizado en algún momento. Pero, al mismo tiempo, se desprenden de estas piezas una cuestión existencial, un planteamiento atemporal sobre nuestra razón de ser y el comportamiento en sociedad.

DE APÓSTOLES Y APÓSTATAS

Galería Víctor Lope, Barcelona (Abril - Mayo, 2015)

Vivimos en una era de apostasía. Gustavo Díaz Sosa parte de esta convicción para expresar todo su universo. Aunque el término apóstata se emplea para quien reniega una fe religiosa, Gustavo lo adjudica a la actitud liberal y solitaria con la que el ser humano contemporáneo rechaza los dogmas y estigmas establecidos en la sociedad a lo largo de su historia. En la obra de este aún joven artista se retrata de un modo poético a una sociedad sedienta de la libertad. La Humanidad parece estar conformada según antojo de los más poderosos, y ahora corren tiempos en los que debemos cortar los hilos de las marionetas en la que nos hemos convertido.

 (...)

EL DESTINO INCIERTO DEL HOMBRE

Galería Spai d´Art, Mallorca (Agosto, 2014)

En esta muestra se puede apreciar obras de diferentes etapas, pero todas rondan la cuestión: ‘Vale… ¿y ahora qué?’. Es el hombre ante la incertidumbre de ser o de no poder controlar el presente, al sentirse marioneta de toda la contaminación social en la que se ve involucrado. Gustavo Díaz Sosa lleva años profundizando en estas cuestiones que ahora presenta en la galería Espai d´Art 32 (...)

DE BURÓCRATAS Y PADRINOS.

Amalia García Ruíz (Noviembre, 2014)

Del estado y el poder y todo lo que ello entraña de sometimiento al ser individual, nos hablan las pinturas recientes de Gustavo Díaz Sosa (Cuba, 1983) en su exposición “De Burócratas y Padrinos”, que ahora celebra en la galería Bat, Alberto Cornejo. Más que un tratado de intenciones sociales o de protesta explícita, los cuadros de Díaz Sosa pretenden simplemente dejar constancia a través de la pintura de cuanto se nos aparece como espectro amenazante cuando tratamos de repasar el devenir existencial de los últimos cien años de historia de la humanidad. En esencia pocas cosas han cambiado o todo está aún por construirse partiendo de la nada desde que Adorno sentenció que “escribir poesía después de Auswitch era un acto de barbarie”. (...)

HUÉRFANOS DE BABEL.

Paco Lorca (Noviembre, 2014

Huérfanos de Babel, de Gustavo Díaz Sosa, es una fuente de sensaciones agónicas y desangeladas, de personajes diminutos que parecen deambular en la soledad apabullante de la muchedumbre. Díaz Sosa crea un ambiente en el que juega con la soledad del individuo indefenso que se enfrenta al poderoso aparato  de la burocracia y el trato impersonal y despiadado que recibe del Estado. En cada una de las obras escribe una sentencia, como un aviso o una burla despiadada, frases cortas e inequívocas que van despojando al protagonista, al individuo y su existencia, de su propia identidad: la masa contra el individualismo, las migraciones sin personas a las que se les va imponiendo el silencio y la humillación de ser sólo parte de ella, nada más. (...)

EL GOLPE MORAL REGISTRADO

Carlos Jover (Abril, 2013)

Una nueva forma de pintar es escribir sin atenerse a la gramática, cargando las formas –que de por sí, solas, son inocentes- de dinamita literaria, generando no obstante un artefacto –ahora está de moda llamar así a lo que todavía no tiene casilla en el archivador de la enciclopedia- que está más allá del limbo narrativo –esa emboscada contra el intelecto para el que contamos con el dispositivo reductor del que hablara Aldous Huxley en “Las puertas de la percepción”- y que limita por todas partes con todas las demás artes pero que en el fondo sólo se toca, o más bien roza –porque estamos entre caballeros-, consigo mismo.

La otra ZION II
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